18 junio 2011

II Carrera Telefónica proniño

He estado pensando bastante en escribir esta entrada o bien dejarlo hasta la próxima semana para comentar algo con más enjundia. El caso es que cada vez me cuesta más escribir sobre carreras, entrenamientos, tiempos, rendimientos. No es un problema de falta de tiempo o de falta de material a  la hora de darle a la tecla; por suerte, aquellos que me habéis hecho algún comentario sobre el blog ha sido positivo y en caso de que sea falso, habéis mentido lo suficientemente bien pasándome la mano por el lomo.


El caso es que desde hace unas semanas estoy planteándome escribir sobre otras cosas. Creo que la situación es lo suficientemente complicada como para estar frivolizando con carreritas y entrenamientos. Son tiempos complicados y convulsos, sin duda nos esperan tiempos apasionantes durante los próximos años.


Habrá otros momentos para expresar mi "indignación" y mis pensamientos sobre la que tienen esos otros que tanto se precian de pasar a la acción...


Pero vayamos con el domingo pasado, esa carrera Proniño que ya corriese en Octubre y que, como me pilla en el barrio, pienso que es mi obligación correr para que se puedan generalizar las pruebas en la zona de los PAUs y para que se afiancen las primeras que se han atrevido a variar los monótonos recorridos por dentro de Madrid (Castellana arriba-Castellana Abajo).


El caso es que amaneció el domingo con sol de justicia. Se acabó lo de esperar el verano hasta el 40 de mayo... Estaba aquí y ese día iba ya a mostrar lo duro que iba a pegar.


Tras el desayuno con las dudas de siempre (Ultimamente me paso en lugar de quedarme corto), me empiezo a preparar: Camiseta sin mangas, desde luego cuando arranque la carrera a las 09:00 quizá no haga mucho calor, pero seguro que se va poniendo interesante después. Pantalones cortos, calcetines técnicos para intentar dejar de pagarle a compeed por mis andanzas de 10 km, crema solar para evitar moreno agroman (Ya da un poco igual porque lo tengo). Llegamos al tema de las zapatillas: Dudas


El caso es que desde hace dos meses he estado probando nuevas zapatillas, ya os he hablado de ellas, y desde entonces tengo frecuentes molestias en los soleos. También es cierto que es la época de las tiradas largas, de las medias maratones, de llevar los entrenamientos más allá... pero no se si tiene relación con estas distancias o con la pisada que tengo. Decido sacar las viejas Asics de su descanso, no va a ser día para marcas, pero prefiero intentar no cargar más las piernas.


Mientras salgo de casa y me acerco andando a esa urna de cristal que veo todas las mañanas desde mi balcón, voy pensando en la carrera. Fundamental: Esto es sólo un rodaje, un divertimento de fin de semana, un entrenamiento en compañía de miles de flipados que han decidido levantarse pronto el domingo para apoyar una causa noble y dejarse el sudor en las esquinas de este PAU deshumanizado. Por cierto, mientras recorro esos cientos de metros hasta la ciudad de Telefónica, vuelvo a comprobar lo que hace 8 meses ya constaté: Las tablas es una ciudad fantasma a esas horas; ni gente en la calle, ni gente en el metro ligero, ni gente tomando el desayuno en las terrazas, persianas bajadas. Aquí los domingos son para dormir. Para calmar las conciencias, aclarar los sueños del fin de semana, pasar por la lavadora los excesos de la noche anterior y esperar a que se sequen retozando en la cama.


En el ipod suenan canciones tranquilas, gortoz a ran (Black Hawk down BSO) que me dan la sensación de estar en mitad de un escenario de guerra como los que recreó Ridley Scott en la película. Uno piensa en lo que va a hacer durante un rato, pero cuando muchos me preguntáis qué sientes en esos minutos previos, os diré que te sientes solo. Yo el domingo quería estar solo, necesitaba correr solo. Solo en mitad de miles de personas. Tenía muchas cosas que pensar. No quería hablar con nadie ni encontrarme con nadie.


Dos minutos antes de la salida decido ponerme en de los últimos puestos. Quiero que la carrera la corra sin presión por los que me adelantan. Ir progresando, disfrutando de la carrera, pero sin oportunidad de sacar el orgullo y venirme arriba.


Cuando me quiero dar cuenta llevamos ya el primer kilómetro y estamos enfilando la subida por la calle Palas de Rey, la carrera se me pasa mucho más rápido que hace 8 meses. Paso por delante de mi casa y ya llevamos más de 3 km, la carrera se estira aunque no llega a impresionar como otras (San Silvestre, media maratón). Vamos haciendo los giros por este PAU rectilíneo, de calles trazadas a escuadra y cartabón. Es curioso pero durante un tiempo odié las carreras que acababan en el Retiro por su dureza. Creo que esta la voy a empezar a odiar por la falta de público animando: Son las 09:30 y apenas unos valientes se atreven a a aplaudir a nuestro paso. Creo que llevo vistos más jueces de la RAEA que espectadores.


Al pasar el kilómetro 5 han dispuesto el avituallamiento. Parece más bien parada y fonda. Aquí se les han fundido las pilas a los que llevaba por delante.Suenan en mis cascos más BSO de películas, curiosamente tengo Now we are free, también otro tema muy relajado que hace muy cinematográfica la escena de pasar a todos los que se van quedando tirados.


Castiello de Jaca. No dudo que el pueblo será precioso, pero la calle es una larga recta con una pendiente cuesta arriba de las que engaña y que parece que va a ser poca cosa. Aquí se me van cayendo más predecesores, me tengo que salir del carril central para que no me ralenticen los que se van quedando parados. Llego al kilómetro 7 y me descubro pensando en lo poco que me queda (Quién me iba a decir esto hace unos meses) y lo que estorban los que tienen que bajar el ritmo (Esto todavía me lo pueden decir a mí, la soberbia es algo que nunca hay que tener en esto).


Cuesta abajo para llegar al kilómetro 8 y medio. Me queda una subida y veremos a ver cómo terminamos. Me permito una mirada al pulsómetro: Pulsaciones normales y tiempo que no está mal. Parece que no está mal esto de correr sin presión.


Enfilo recta de meta, el speaker no hace más que animar y soltar gritos pensando que eso va a ayudar a los que desde hace 3 kilómetros van pensando en quedarse parados. Eso lo puede hacer con las máquinas que llegan en menos de 40 minutos. A mí me dan ganas de sacarle un rato a correr al sol a ver si después tiene tantas ganas de hablar.


No se pare aquí, continúe. Siempre la misma cantinela. Que ya se que tengo que pasar pero es que chaval, hace un calor que lo flipas. Mirada al pulsómetro. Tiempo final 52:38. Vamos, lo de siempre. Vamos asfixiados y hacemos 52, vamos relajados y hacemos 52. La meta de bajar de 50 se me va a continuar resistiendo.


El próximo sábado me toca la Triathlon Series. Estoy bastante nervioso. Es mi primera triathlon. Es una distancia respetable (Sprint) y además va a ser un día en el que vamos a ir todos los miembros del Tritón. Ya os contaré como va todo en el nuevo reto. Desde luego, si me engancha; tenemos triatleta para rato.