11 julio 2013

Triatlón Series Wild Wolf Madrid 2013

Compitiendo en distancia short



Decir que hace una semana terminé el reto que tenia preparado para este año, creo que se queda corto. A los que me seguís por tierra, mar y aire (En persona, por las redes, a través de este blog), sabéis que el fundamento detrás de su título es que se puede cambiar y que nunca es tarde.

La verdad es que ya hace más de tres años que comencé a correr. Inicios penosos, que muchos fuisteis viendo y que hoy se recuerdan con cariño. Esas primeras medias maratones por encima de 3 horas. Esas salidas en bicicleta por el carril bici desfondado a la segunda cuesta. Por no comentar la tortura en la piscina donde avanzar significaba un esfuerzo enorme.

Tres años después, me encontré por primera vez con la sensación de que las pruebas en las que suelo competir (10 o 20 km, triatlón distancia sprint...) se me están empezando a quedar pequeñas. Hasta hace un par de meses, pensaba que tenía el "síndrome Madrid": En la carrera tenía más que interiorizado el recorrido Serrano-Retiro y en triatlón el recorrido de la casa de campo.

Sin embargo, el último triatlón en Santander me hizo ver que no era así: La distancia Sprint me parece divertida, pero el cuerpo me pedía distancias más largas, trabajar más la resistencia que la velocidad.


Por eso, cuando miré los recorridos de las Triatlón Series, enseguida me entró la distancia Short: Un olímpico con algo menos de natación (950 mts en lugar de 1.500 mts). Con esto, ya tenía el reto del año: Subir un escalón más. Probar el cuerpo para ver su respuesta.
Circuito de natación teórico (El real fue algo más complicado)

Circuito de bicicleta, completamente distinto al habitual

Circuito carrera a pie, llano pero con muchas zonas sin sombra

El domingo 30 por la mañana teníamos la cita. La verdad es que todo el equipo había competido el día anterior (Bien en distancia sprint, bien en la olímpica), con lo que la preparación previa fue bien rápida. El día anterior había incorporado unos acoples a mi bici para favorecer la postura, con lo que había que comprobar que todo estuviera en su sitio y bien dispuesto.

Ya en la cámara de llamadas se empezó a pasar calor. Eran apenas las 9 y media de la mañana y el sol apretaba dando a entender que nos iba a dar duro durante toda la mañana. Este año, gracias a la Isdin water proof protección 50 he conseguido no quemarme en esta clase de pruebas. Bajamos al pantalan los 90, mientras los primeros 90 empiezan a alejarse. Mirada al recorrido de 950 mts con 7 boyas, intentando memorizar los giros y la secuencia. El sol bajo tampoco va a ayudar a poder referenciarse bien.

Salida y primer tramo largo de 200 mts. Bastantes golpes pero un ritmo constante de croll bastante aceptable. Voy rodeado por otros triatletas, lo cual implica que no me he quedado anclado en la parte final del grupo. Una vez llegamos a la primera boya empezamos a ver los primeros gorros blancos (Los que habían salido antes que nosotros). Inyección de optimismo y a dar el giro intentando recibir lo mínimo.

A la mitad del trayecto empiezan a llegar los primeros del siguiente grupo. Aunque la prueba de natación no es desde luego mi favorita, uno espera al menos no llevarse esa sensación de ser "doblado". Último tramo de vuelta al pantalán y comienzo a poner más ritmo (Esto se acaba chico), así que me pongo a rebufo de uno de los que me acaba de doblar, con buen ritmo, e intento seguir su ritmo sin perderle.

Llegada al pantalán. En resumen, poco nado a braza para descansar, y un ritmo adecuado a mis posibilidades. Es cierto que el agua verde de la Casa de Campo no permite fijarse mucho en la técnica (No tienes referencia visual), pero finalmente salgo del lago con un tiempo de 22 minutos (Posición 232).

Salgo de la T1 con la impresión de que no voy tan retrasado como podría esperar, pero la incorporación a las dos ruedas, comienza con una primera ascensión hacia Somosaguas. El recorrido de bicicleta, por suerte, sale de la casa de campo, circulamos por carreteras bien asfaltadas y amplias. Tras las primeras rotondas, con susto incluido por los nuevos acoples, pasamos a la carretera de castilla. Me incorporo a un grupo y volvemos hacia Madrid en un descenso a toda velocidad. La entrada de nuevo en la casa de campo nos lleva a la cuesta de Garabitas (No me libro ni siquiera esta vez de la cuestecita), seguimos la ascensión al teleférico y pasamos por el avituallamiento. Aprovecho la bajada para comer una barrita, beber y procurar negociar las curvas lo mejor posible.

En la segunda vuelta se nota el cansancio en las piernas, pero vamos un grupo en el que nos vamos dando relevos (No está permitido el drafting, pero en nuestra posición, no importa esto). Aprovecho los nuevos acoples, que permiten cambiar frecuentemente de postura y sacar más potencia de las piernas. Acabo el segmento en 1 hora y 23 minutos (Posición 246) y me planto en una T2 especialmente rápida (Apenas 2 minutos), se va notando la experiencia y los cordones elásticos (jejeje).

Salgo al segmento de carrera con la impresión de que la cabeza empieza a flaquear. Esto me sucede siempre al empezar este segmento, pero teniendo 10 km por delante como en este caso, os puedo asegurar que las dudas sobre la capacidad para terminar las escuchas constantemente dentro de tu cabeza. Sales de la zona de transición, donde se acumula el público y te encuentras sólo. Rodeado de otros que están allí por lo mismo que tú, pero nadie habla. Todo el mundo se dedica a luchar contra el demonio que le va susurrando al oído.

Para terminar de arreglar la cosa, el cuadriceps me hace una contracción bestial que me obliga a bajar el ritmo hasta casi andar. Este tipo de contracturas de defensa, provocadas por la deshidratación, se acaban aliviando tras unos minutos, con lo que decido continuar hasta que pasados 2 km se me pasa. Tras la primera vuelta localizo a Estalella, que viene de vuelta. Nos saludamos y nos damos ánimos. No queda nada, que va... 6 kilómetros de nada.

Los últimos 5 kilómetros me empiezo a fijar en la cantidad de corredores del half que continúan corriendo. Yo llevo más de 2 horas, pero para ellos ya son 4. Varios están hechos polvo y se nota que les pesa el calor y el esfuerzo. Tampoco yo estoy en el mejor de mis momentos, pero vas pensando en todo lo que llevas y minimizas lo que te queda por delante. Cuando inicias la vuelta con 2,5 km, sabiendo que vas a enfilar la meta, empiezas a notar que te sientes mejor. Es gracioso, porque no me había sucedido antes, pero en esta prueba, cuando el cuerpo no va, he visto que la mente puede más y te lleva en volandas.

Sólo queda buscar a mis niñas, coger a Elena y correr a meta para acabar el segmento a pie en 59 minutos (Posición 291). Lo siguiente es disfrutar ese momento: Has llegado más allá. El tiempo total de 2 horas y 50 minutos y la posición 270 quedan como anécdotas a las que volver a mirar en el futuro. Dentro de un tiempo leeré esta crónica y sonreiré, igual que lo hago con mis primeras carreras.

Aunque he intentado esperar un tiempo hasta que estuvieran disponibles las fotografías de la llegada, la organización de cronochip parece que está dejando bastante que desear, así que os dejo únicamente el vídeo conmemorativo del evento para que os hagáis una idea del fin de semana espectacular que disfrutamos. Cuando tenga más fotografías subo una actualización.