22 noviembre 2011

Behobia-San Sebastián 2011

La verdad es que, cuando ha pasado una semana de, quizá, una de los 20km más entretenidos que he hecho, me suena ya tan lejana que incluso me parece que han pasado meses. Pero empecemos por ordenar los pensamientos:

La inscripción a la Behobia-San Sebastián es algo que hay que hacer con previsión, porque aunque la carrera se corre en Noviembre, las inscripciones se abren en antes del verano y vuelan... literalmente. La demanda de dorsales para participar en esta carrera es algo conocido y que no deja de ser sorprendente: A encajar muy delante en la temporada, con lo que la gente no sabe en qué condiciones va a llegar a la misma; con una geografía claramente desfavorable y que hace dura la carrera; con unas condiciones meteorológicas en ediciones anteriores que recordaban esas antiguas galernas del cantábrico contra los inconscientes que osaban enfundarse las zapatillas... pues con todo esto, si la carrera mantiene los llenazos año tras año como si de una San Silvestre se tratase, es señal de que algo tiene que haber...

Y lo hay.

Ya a la llegada el sábado a San Sebastián para recoger el dorsal te da a entender que la carrera tiene algo distinto. Paseas por el casco viejo de Donosti y te encuentras a grupos de corredores con las bolsas en la mano, con el zurito en la otra, pidiendo pintxos. Esto no es muy normal. El caso es que pegas la oreja a las conversaciones al lado y no te encuentras más que a gente deseando empezar a correr al día siguiente, los veteranos aconsejando al novato del grupo al que han convencido para venir este año desde alguna ciudad remota, comentando los repechos, la dureza de las subidas y lo gratificante de la llegada en la Alameda de Donosti.

Ya al día siguiente, te plantas en la salida de Behobia. Sin saber muy bien cómo, en 6 metros de anchura tienen que salir 25.000 locos. Por suerte este año el tiempo fue muy bueno e incluso se dejo notar demasiado calor (Yo tuve que dejar un par de camisetas viejas en la salida porque me hubiera cocido durante la carrera). Aun así, la salida por oleadas (Hasta 16) hace que se espacien las salidas varios minutos con lo que los más novatos salimos 44 minutos después de los primeros. Sin embargo, la música y los animadores se encargaron de que en todo momento hubiese tensión y que los minutos pasasen rápido.

Los aurrerá (Sigue adelante) se van sucediendo, cada uno con su cuenta atrás y una canción más cañera que la anterior, para salir bien enchufados. Se van los primeros metros, se deja la música atrás y se discurre en paralelo a la ría para salir de Behobia. Mucha gente a los lados de la carretera, llevan ahí más de una hora y todavía nos siguen animando.


En ese primer kilómetro surgen las primeras dudas: Tenía que haber salido más ligero de ropa, tenía que haber dejado esas monedas del bolsillo, tenía... No hay tiempo, antes del km 3 se entra en la primera cuesta arriba seria. Estamos en Irún y no deja de haber gente animando. Los aupa chaval se suceden. De momento todos juntos que queda mucho por delante.

Salimos de Irún y nos vamos acercando a la autopista. Sigue la gente animando aunque ya estamos en mitad del campo. Nos metemos en el lateral de la autopista y se ve la pared del kilómetro 7. Se ve que esta debe ser la fuerte. Comienza la subida y voy pasando los primeros derrotados. La pendiente se empina y la gente clava los ojos al suelo. Sin embargo el paisaje es precioso, todo un verde fosforito a nuestro lado, los que nos animan han venido en bicicleta y nos consiguen empujar cuesta arriba.

Dejamos la autopista justo cuando acaba la subida. Un poco de tregua a las piernas no le vendría mal, pero delante solo hay toboganes. Ahora ya estamos en mitad del campo, primer bajón, no he llegado al 10 y ya se me ha ido la cabeza, mala pinta.

Por suerte cuando ya estamos en el 12 hacemos la bajada a Lezo. Cojo dos vasos de agua sin pararme, el calor se esta haciendo cada vez mas agobiante, pero el respiro de la bajada hace que siga adelante. Entramos en el puerto de pasajes. A esta zona se le llama el infierno, no es de extrañar porque durante 2 km se hace todo lo largo del superpuerto, a pesar de lo cual tenemos a gente animando todavia.

Como ya me noto justo me acoplo a un grupillo de chavales que les veo con mi ritmo, les pregunto si saben lo que queda por delante. Falta una cuesta, la del 17, la de la Asuncion. Salimos del puerto y antes de comenzar la faena tenemos un avituallamiento. Pues ahí que voy.

Comenzamos la subida y ya aquí la gente se queda por grupos grandes, se va adelantando a gente que no puede mas. Yo llevo las piernas muy tocadas y eso se nota. Tengo calambrazos (que hacia tiempo que no los sufría) y me pesan muchisimo. Consigo acabar la cuesta aunque ya tengo que andar un tramo. La cuesta abajo que se inicia entonces no me sirve para recuperar. Voy hartito de tanto esfuerzo, yo lo que quiero es que esto se acabe.

La gente seguia formando ese pasillo que comenzó en Behobia para llevarnos hasta la meta, pero es que estoy muy harto. Enfilamos la Avenida Navarra hacia el mar que se ve a lo lejos, esto consigue que tenga algo mas de optimismo (Ya solo quedan 2 km) pero un poco mas adelante los de urgencias estan atendiendo a un corredor. Enfilo la Alameda y el ultimo kilometro horriblemente cansado, intento pararme lo minimo posible y disfrutar los ultimos metros con el pasillo animando (Es que ha sido 20 km de pasillo, siempre tuvimos a alguien animando), pero es que voy en las ultimas.

Paro el reloj en 2:00 justas. Aunque deberia estar contento por el crono, la verdad es que estoy tan reventado que apenas puedo andar. A pesar de la dureza del perfil, es un tiempo que marca mejora con respecto al año pasado. Sin embargo esta Behobia no me deja buen sabor de boca.

Menos mal que los pintxos si que lo hicieron :) Nos volveremos a ver el próximo año

01 noviembre 2011

Un Octubre exótico: 15km de Estambul

Finalizada la temporada de triatlones, y aunque el tiempo en Madrid sigue acompañando los entrenamientos y los días con salidas largas se hacen agradables ya que no hay frío o lluvia que las haga más duras de lo que ya son.

En la última entrada comentaba los entrenamientos que durante el verano había hecho para ir progresivamente aumentando la resistencia en las largas distancias. Todos esos entrenos hay que decir que han conseguido que haya dado un paso adelante en mi preparación física: Se nota en las carreras que tengo mayor rapidez, lo que antes era ocasional como hacer en carrera kilómetros por debajo de 5 minutos, se está convirtiendo en algo habitual.

Sin embargo, no empecemos por la última parte. Algo habrá que comentar del último triatlón de la temporada; el triatlón del día de la mujer. Aquellos que seguís mis cuentas de facebook y twitter sabéis que este fue un triatlón que discurrió exactamente por el mismo circuito de la casa de campo que el que disputamos en Junio. Aunque no iba a ser una experiencia novedosa, por lo menos podríamos comprobar qué tal había aprovechado el verano.

El segmento de natación se notó algo la mejora: Bajar de los 18:32 hasta los 17:53 puede parecer que no es gran cosa, sin embargo hay que decir que en lugar de hacer el segmento a braza, en esta ocasión fui más disciplinado y el lago de la casa de campo lo hice con un croll algo decentillo. De todas formas esa escasa progresión refleja la dificultad técnica de el segmento de natación: Estoy algo perdido en busca de estilo como ya le he comentado a mi entrenador; Soy consciente de cosas que se han modificado para bien como prestar atención a la altura de la cadera bajo el agua, dejar de nadar plano... pero todavía tengo dudas sobre si realmente hay progresión y, lo que es más importante, soy consciente de que falta fuerza y resistencia.

El segmento de bicicleta fue la gran decepción: Pasar de 1:04 para cubrir los 22 kilómetros a 1:01 no refleja mejoría. Simplemente refleja que esta vez en lugar de hacerlo con bici de montaña lo hice con bici de carretera. No hay que sorprenderse por esto. El entrenamiento de bicicleta está siendo el gran olvidado en estos últimos tiempos, y hay que trabajar más en él, aunque sea en indoor.

Por último el segmento de carrera conseguí pasar de los 28:20 a apenas 26 minutos, lo que deja una clara mejoría en esos 5 kilómetros que ya se hacen largos. También en las transiciones se mejoró el tiempo de paso (Señal de que a uno se le va quitando la cara de novato pensando delante de su box qué tiene que coger y qué tiene que dejar).

Después de este final discreto de la temporada de triatlón, nos fuimos a correr a Estambul una distancia un poco atípica, 15 km, pero que me iba a permitir conocer una ciudad en la que nunca había estado y tratar de confirmar la progresión en la carrera.

La carrera tenía su exotismo ya que es la única que te permite empezar en un continente la carrera y acabar en otro: Se salía desde el lado asiático de la ciudad, se cruzaba el puente sobre el bósforo y se terminaba en el antiguo núcleo de la ciudad romana.

Los tres primeros kilómetros fueron tranquilos, tras atravesar el puente sobre el bósforo en el que la gente se detenía a sacar fotos (salí detrás por ir con unos amigos que querían ir tranquilos), comenzaba una cuesta arriba en la que había que ir ganando posiciones zigzageando entre la gente. Aunque esto es algo que a mí me pone nervioso en otras carreras, el caso es que en esta la gente se tomaba con excesiva parsimonia la salida. También contribuía a esto que tras el puente nos mezclamos los corredores de la maratón y de los 15 km, con lo que los ritmos eran muy distintos.

Tras descender a toda velocidad en el kilómetro 4 hasta las orillas del mar en el barrio de Besiktas, comenzó a llover, lo cual unido al frío intenso que teníamos (Con temperaturas de 6ºC y sensaciones térmicas de 0ºC) no prometía nada de tregua en los siguientes kilómetros. Por suerte, la lluvia ya no iría a más durante el resto del recorrido.

Los kilómetros hasta el 10 pasaron muy deprisa, la carrera había cogido ritmo y se notaba que, al discurrir a la orilla del mar, no había pendientes que ralentizasen la marcha de todos nosotros. Al llegar al 11 nos separamos de los maratonianos. A mi altura venían varios, de los preparados, de los que llevan su cinturón con hidratación, apenas una camiseta de tirantes con el frío que hacía y por delante 31 kilómetros más. No se puede decir que fueran exultantes cuando nos separamos.

El último kilómetro y medio se hace completamente cuesta arriba, lo que es más normal para una ciudad que está constituida por colinas. Con la llegada en el antiguo estadio de los romanos paraba el cronómetro en 1 hora y 19 minutos, lo cual no está nada mal para tratarse de una carrera media-larga con más de una cuesta en el circuito (Aunque la dificultad global yo diría que es más media-baja). Os dejo a continuación el recorrido y los pasos por kilómetro marcados.





Por delante y en breve: una media clásica que tengo muchas ganas de correr Behobia-San Sebastián, donde espero pasar un fin de semana tranquilo y disfrutando de una carrera que me han dicho que es de las más bonitas del calendario.