01 noviembre 2011

Un Octubre exótico: 15km de Estambul

Finalizada la temporada de triatlones, y aunque el tiempo en Madrid sigue acompañando los entrenamientos y los días con salidas largas se hacen agradables ya que no hay frío o lluvia que las haga más duras de lo que ya son.

En la última entrada comentaba los entrenamientos que durante el verano había hecho para ir progresivamente aumentando la resistencia en las largas distancias. Todos esos entrenos hay que decir que han conseguido que haya dado un paso adelante en mi preparación física: Se nota en las carreras que tengo mayor rapidez, lo que antes era ocasional como hacer en carrera kilómetros por debajo de 5 minutos, se está convirtiendo en algo habitual.

Sin embargo, no empecemos por la última parte. Algo habrá que comentar del último triatlón de la temporada; el triatlón del día de la mujer. Aquellos que seguís mis cuentas de facebook y twitter sabéis que este fue un triatlón que discurrió exactamente por el mismo circuito de la casa de campo que el que disputamos en Junio. Aunque no iba a ser una experiencia novedosa, por lo menos podríamos comprobar qué tal había aprovechado el verano.

El segmento de natación se notó algo la mejora: Bajar de los 18:32 hasta los 17:53 puede parecer que no es gran cosa, sin embargo hay que decir que en lugar de hacer el segmento a braza, en esta ocasión fui más disciplinado y el lago de la casa de campo lo hice con un croll algo decentillo. De todas formas esa escasa progresión refleja la dificultad técnica de el segmento de natación: Estoy algo perdido en busca de estilo como ya le he comentado a mi entrenador; Soy consciente de cosas que se han modificado para bien como prestar atención a la altura de la cadera bajo el agua, dejar de nadar plano... pero todavía tengo dudas sobre si realmente hay progresión y, lo que es más importante, soy consciente de que falta fuerza y resistencia.

El segmento de bicicleta fue la gran decepción: Pasar de 1:04 para cubrir los 22 kilómetros a 1:01 no refleja mejoría. Simplemente refleja que esta vez en lugar de hacerlo con bici de montaña lo hice con bici de carretera. No hay que sorprenderse por esto. El entrenamiento de bicicleta está siendo el gran olvidado en estos últimos tiempos, y hay que trabajar más en él, aunque sea en indoor.

Por último el segmento de carrera conseguí pasar de los 28:20 a apenas 26 minutos, lo que deja una clara mejoría en esos 5 kilómetros que ya se hacen largos. También en las transiciones se mejoró el tiempo de paso (Señal de que a uno se le va quitando la cara de novato pensando delante de su box qué tiene que coger y qué tiene que dejar).

Después de este final discreto de la temporada de triatlón, nos fuimos a correr a Estambul una distancia un poco atípica, 15 km, pero que me iba a permitir conocer una ciudad en la que nunca había estado y tratar de confirmar la progresión en la carrera.

La carrera tenía su exotismo ya que es la única que te permite empezar en un continente la carrera y acabar en otro: Se salía desde el lado asiático de la ciudad, se cruzaba el puente sobre el bósforo y se terminaba en el antiguo núcleo de la ciudad romana.

Los tres primeros kilómetros fueron tranquilos, tras atravesar el puente sobre el bósforo en el que la gente se detenía a sacar fotos (salí detrás por ir con unos amigos que querían ir tranquilos), comenzaba una cuesta arriba en la que había que ir ganando posiciones zigzageando entre la gente. Aunque esto es algo que a mí me pone nervioso en otras carreras, el caso es que en esta la gente se tomaba con excesiva parsimonia la salida. También contribuía a esto que tras el puente nos mezclamos los corredores de la maratón y de los 15 km, con lo que los ritmos eran muy distintos.

Tras descender a toda velocidad en el kilómetro 4 hasta las orillas del mar en el barrio de Besiktas, comenzó a llover, lo cual unido al frío intenso que teníamos (Con temperaturas de 6ºC y sensaciones térmicas de 0ºC) no prometía nada de tregua en los siguientes kilómetros. Por suerte, la lluvia ya no iría a más durante el resto del recorrido.

Los kilómetros hasta el 10 pasaron muy deprisa, la carrera había cogido ritmo y se notaba que, al discurrir a la orilla del mar, no había pendientes que ralentizasen la marcha de todos nosotros. Al llegar al 11 nos separamos de los maratonianos. A mi altura venían varios, de los preparados, de los que llevan su cinturón con hidratación, apenas una camiseta de tirantes con el frío que hacía y por delante 31 kilómetros más. No se puede decir que fueran exultantes cuando nos separamos.

El último kilómetro y medio se hace completamente cuesta arriba, lo que es más normal para una ciudad que está constituida por colinas. Con la llegada en el antiguo estadio de los romanos paraba el cronómetro en 1 hora y 19 minutos, lo cual no está nada mal para tratarse de una carrera media-larga con más de una cuesta en el circuito (Aunque la dificultad global yo diría que es más media-baja). Os dejo a continuación el recorrido y los pasos por kilómetro marcados.





Por delante y en breve: una media clásica que tengo muchas ganas de correr Behobia-San Sebastián, donde espero pasar un fin de semana tranquilo y disfrutando de una carrera que me han dicho que es de las más bonitas del calendario.



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