27 diciembre 2011

Carrera de Navidad Cercedilla

El 18 de Diciembre se corre la carrera de Navidad de Cercedilla. Aunque es una carrera de montaña, con un recorrido que varía todos los años y que normalmente (No fue el caso este año ni el anterior) se corre con frío y/o lluvia, es una de esas citas que hay que marcar en el calendario: En la salida se oyen villancicos, hay mercadillo navideño y actividades para los niños, se hacen exhibiciones de talla en madera, después de la carrera se aprovecha para hacer la comida de Navidad del grupo de tritones, se comenta el año, se hacen planes para el siguiente (La frase más repetida es esa de "Pues adonde tenemos que ir es a... (Póngase aquí una ciudad remota, en cualquier país extranjero), que me han dicho que tienen una media que es toda cuesta abajo...."; En definitiva, se empieza a notar que la Navidad se acerca.

Este año el recorrido fue claramente más favorable que el del año pasado (En el que durante los 5 primeros km apenas se podía correr), tras una salida por la parte baja del pueblo (Estación de FFCC), se comenzaba una subida dura a las dehesas que marcaba el perfil de la prueba.

Perfil de la prueba, marcado por la rápida subida entre los kilómetros 2 y 5 con 585mts de ascenso
Los tritones más en forma se exigían en esas primeras cuestas, lo cual hizo que abriesen hueco y que progresasen desde la parte de atrás del pelotón (Tuvimos la prudencia de salir de los últimos para ir ganando moral al adelantar), el resto castigábamos las piernas adelantando de vez en cuando, que ya era algo.

Una de las características de la carrera, además de que la gente del pueblo sube a los caminos a animar y tocar música, es que se dejan carteles con algo de mala uva (con gracia, eso sí) para que te arrepientas de estar pasándolo mal en un día como ese, sin embargo, cada año se anima más gente a la carrera. Carteles como "Esta cuesta no la subes ni con solomillo de Irún", "Si lo se no vuelvo este año (y van siete...)" o el más polémico porque todos los años había protestas: "Por fin tenemos camiseta técnica (Pues yo prefería la de algodón)"; hacen que mientras vas subiendo te vayas riendo interiormente de la razón que tienen.

Este año, una vez que se hizo cumbre en el kilómetro 6, el recorrido era muy agradable, exigiendo en algunas cuestas, pero permitiendo descansar. Como me vi bastante mejor que el año pasado, decidí acelerar el ritmo e ir adelantando en serio. Atravesé un río metiendo un pié en el agua helada para evitar las montoneras que se estaban formando para cruzar por un par de troncos. Cuando estaba pensando que este año volvería a acabar sólo sin encontrarme con nadie, en el kilómetro 8 empecé a ver a Cristobal, el corredor de carreras alpinas de los tritones que venía de una lesión.

Esto me hizo tener más confianza en las posibilidades de hacer una buena carrera (En montaña es muy complicado guiarse por las medias), así que decidí mantenerlo a una distancia manejable y descansar para lo que quedaba por delante. Un par de kilómetros más allá le alcancé, estuvimos charlando un rato, va con el freno de mano echado por lo que pueda llegar. Comienza la bajada, se le nota la técnica y la experiencia y va mucho más deprisa que yo, le intento seguir pero el tobillo me da un primer aviso y decido darme una tregua.

A la entrada en el pueblo, con unos cientos de metros por delante, decido echar un sprint para ver si puedo recuperar tiempo y puestos. A lo lejos veo otra vez a Cristobal. Le alcanzo. Entramos juntos en meta (Ver 00:17). El resto de tritones había marcado tiempos de 1:07, 1:08 y Josemi 1:20.

Ahora lo que queda es celebrar, acabar el año con la San Silvestre y empezar con fuerza el 2012 que viene. Feliz Navidad a todos.






10 diciembre 2011

Tal como eramos

Voy a dejar una foto únicamente en este post. Es la llegada de la maratón de Paris de 2002.

No hay que decir nada sobre lo que ha cambiado la historia desde entonces...


22 noviembre 2011

Behobia-San Sebastián 2011

La verdad es que, cuando ha pasado una semana de, quizá, una de los 20km más entretenidos que he hecho, me suena ya tan lejana que incluso me parece que han pasado meses. Pero empecemos por ordenar los pensamientos:

La inscripción a la Behobia-San Sebastián es algo que hay que hacer con previsión, porque aunque la carrera se corre en Noviembre, las inscripciones se abren en antes del verano y vuelan... literalmente. La demanda de dorsales para participar en esta carrera es algo conocido y que no deja de ser sorprendente: A encajar muy delante en la temporada, con lo que la gente no sabe en qué condiciones va a llegar a la misma; con una geografía claramente desfavorable y que hace dura la carrera; con unas condiciones meteorológicas en ediciones anteriores que recordaban esas antiguas galernas del cantábrico contra los inconscientes que osaban enfundarse las zapatillas... pues con todo esto, si la carrera mantiene los llenazos año tras año como si de una San Silvestre se tratase, es señal de que algo tiene que haber...

Y lo hay.

Ya a la llegada el sábado a San Sebastián para recoger el dorsal te da a entender que la carrera tiene algo distinto. Paseas por el casco viejo de Donosti y te encuentras a grupos de corredores con las bolsas en la mano, con el zurito en la otra, pidiendo pintxos. Esto no es muy normal. El caso es que pegas la oreja a las conversaciones al lado y no te encuentras más que a gente deseando empezar a correr al día siguiente, los veteranos aconsejando al novato del grupo al que han convencido para venir este año desde alguna ciudad remota, comentando los repechos, la dureza de las subidas y lo gratificante de la llegada en la Alameda de Donosti.

Ya al día siguiente, te plantas en la salida de Behobia. Sin saber muy bien cómo, en 6 metros de anchura tienen que salir 25.000 locos. Por suerte este año el tiempo fue muy bueno e incluso se dejo notar demasiado calor (Yo tuve que dejar un par de camisetas viejas en la salida porque me hubiera cocido durante la carrera). Aun así, la salida por oleadas (Hasta 16) hace que se espacien las salidas varios minutos con lo que los más novatos salimos 44 minutos después de los primeros. Sin embargo, la música y los animadores se encargaron de que en todo momento hubiese tensión y que los minutos pasasen rápido.

Los aurrerá (Sigue adelante) se van sucediendo, cada uno con su cuenta atrás y una canción más cañera que la anterior, para salir bien enchufados. Se van los primeros metros, se deja la música atrás y se discurre en paralelo a la ría para salir de Behobia. Mucha gente a los lados de la carretera, llevan ahí más de una hora y todavía nos siguen animando.


En ese primer kilómetro surgen las primeras dudas: Tenía que haber salido más ligero de ropa, tenía que haber dejado esas monedas del bolsillo, tenía... No hay tiempo, antes del km 3 se entra en la primera cuesta arriba seria. Estamos en Irún y no deja de haber gente animando. Los aupa chaval se suceden. De momento todos juntos que queda mucho por delante.

Salimos de Irún y nos vamos acercando a la autopista. Sigue la gente animando aunque ya estamos en mitad del campo. Nos metemos en el lateral de la autopista y se ve la pared del kilómetro 7. Se ve que esta debe ser la fuerte. Comienza la subida y voy pasando los primeros derrotados. La pendiente se empina y la gente clava los ojos al suelo. Sin embargo el paisaje es precioso, todo un verde fosforito a nuestro lado, los que nos animan han venido en bicicleta y nos consiguen empujar cuesta arriba.

Dejamos la autopista justo cuando acaba la subida. Un poco de tregua a las piernas no le vendría mal, pero delante solo hay toboganes. Ahora ya estamos en mitad del campo, primer bajón, no he llegado al 10 y ya se me ha ido la cabeza, mala pinta.

Por suerte cuando ya estamos en el 12 hacemos la bajada a Lezo. Cojo dos vasos de agua sin pararme, el calor se esta haciendo cada vez mas agobiante, pero el respiro de la bajada hace que siga adelante. Entramos en el puerto de pasajes. A esta zona se le llama el infierno, no es de extrañar porque durante 2 km se hace todo lo largo del superpuerto, a pesar de lo cual tenemos a gente animando todavia.

Como ya me noto justo me acoplo a un grupillo de chavales que les veo con mi ritmo, les pregunto si saben lo que queda por delante. Falta una cuesta, la del 17, la de la Asuncion. Salimos del puerto y antes de comenzar la faena tenemos un avituallamiento. Pues ahí que voy.

Comenzamos la subida y ya aquí la gente se queda por grupos grandes, se va adelantando a gente que no puede mas. Yo llevo las piernas muy tocadas y eso se nota. Tengo calambrazos (que hacia tiempo que no los sufría) y me pesan muchisimo. Consigo acabar la cuesta aunque ya tengo que andar un tramo. La cuesta abajo que se inicia entonces no me sirve para recuperar. Voy hartito de tanto esfuerzo, yo lo que quiero es que esto se acabe.

La gente seguia formando ese pasillo que comenzó en Behobia para llevarnos hasta la meta, pero es que estoy muy harto. Enfilamos la Avenida Navarra hacia el mar que se ve a lo lejos, esto consigue que tenga algo mas de optimismo (Ya solo quedan 2 km) pero un poco mas adelante los de urgencias estan atendiendo a un corredor. Enfilo la Alameda y el ultimo kilometro horriblemente cansado, intento pararme lo minimo posible y disfrutar los ultimos metros con el pasillo animando (Es que ha sido 20 km de pasillo, siempre tuvimos a alguien animando), pero es que voy en las ultimas.

Paro el reloj en 2:00 justas. Aunque deberia estar contento por el crono, la verdad es que estoy tan reventado que apenas puedo andar. A pesar de la dureza del perfil, es un tiempo que marca mejora con respecto al año pasado. Sin embargo esta Behobia no me deja buen sabor de boca.

Menos mal que los pintxos si que lo hicieron :) Nos volveremos a ver el próximo año

01 noviembre 2011

Un Octubre exótico: 15km de Estambul

Finalizada la temporada de triatlones, y aunque el tiempo en Madrid sigue acompañando los entrenamientos y los días con salidas largas se hacen agradables ya que no hay frío o lluvia que las haga más duras de lo que ya son.

En la última entrada comentaba los entrenamientos que durante el verano había hecho para ir progresivamente aumentando la resistencia en las largas distancias. Todos esos entrenos hay que decir que han conseguido que haya dado un paso adelante en mi preparación física: Se nota en las carreras que tengo mayor rapidez, lo que antes era ocasional como hacer en carrera kilómetros por debajo de 5 minutos, se está convirtiendo en algo habitual.

Sin embargo, no empecemos por la última parte. Algo habrá que comentar del último triatlón de la temporada; el triatlón del día de la mujer. Aquellos que seguís mis cuentas de facebook y twitter sabéis que este fue un triatlón que discurrió exactamente por el mismo circuito de la casa de campo que el que disputamos en Junio. Aunque no iba a ser una experiencia novedosa, por lo menos podríamos comprobar qué tal había aprovechado el verano.

El segmento de natación se notó algo la mejora: Bajar de los 18:32 hasta los 17:53 puede parecer que no es gran cosa, sin embargo hay que decir que en lugar de hacer el segmento a braza, en esta ocasión fui más disciplinado y el lago de la casa de campo lo hice con un croll algo decentillo. De todas formas esa escasa progresión refleja la dificultad técnica de el segmento de natación: Estoy algo perdido en busca de estilo como ya le he comentado a mi entrenador; Soy consciente de cosas que se han modificado para bien como prestar atención a la altura de la cadera bajo el agua, dejar de nadar plano... pero todavía tengo dudas sobre si realmente hay progresión y, lo que es más importante, soy consciente de que falta fuerza y resistencia.

El segmento de bicicleta fue la gran decepción: Pasar de 1:04 para cubrir los 22 kilómetros a 1:01 no refleja mejoría. Simplemente refleja que esta vez en lugar de hacerlo con bici de montaña lo hice con bici de carretera. No hay que sorprenderse por esto. El entrenamiento de bicicleta está siendo el gran olvidado en estos últimos tiempos, y hay que trabajar más en él, aunque sea en indoor.

Por último el segmento de carrera conseguí pasar de los 28:20 a apenas 26 minutos, lo que deja una clara mejoría en esos 5 kilómetros que ya se hacen largos. También en las transiciones se mejoró el tiempo de paso (Señal de que a uno se le va quitando la cara de novato pensando delante de su box qué tiene que coger y qué tiene que dejar).

Después de este final discreto de la temporada de triatlón, nos fuimos a correr a Estambul una distancia un poco atípica, 15 km, pero que me iba a permitir conocer una ciudad en la que nunca había estado y tratar de confirmar la progresión en la carrera.

La carrera tenía su exotismo ya que es la única que te permite empezar en un continente la carrera y acabar en otro: Se salía desde el lado asiático de la ciudad, se cruzaba el puente sobre el bósforo y se terminaba en el antiguo núcleo de la ciudad romana.

Los tres primeros kilómetros fueron tranquilos, tras atravesar el puente sobre el bósforo en el que la gente se detenía a sacar fotos (salí detrás por ir con unos amigos que querían ir tranquilos), comenzaba una cuesta arriba en la que había que ir ganando posiciones zigzageando entre la gente. Aunque esto es algo que a mí me pone nervioso en otras carreras, el caso es que en esta la gente se tomaba con excesiva parsimonia la salida. También contribuía a esto que tras el puente nos mezclamos los corredores de la maratón y de los 15 km, con lo que los ritmos eran muy distintos.

Tras descender a toda velocidad en el kilómetro 4 hasta las orillas del mar en el barrio de Besiktas, comenzó a llover, lo cual unido al frío intenso que teníamos (Con temperaturas de 6ºC y sensaciones térmicas de 0ºC) no prometía nada de tregua en los siguientes kilómetros. Por suerte, la lluvia ya no iría a más durante el resto del recorrido.

Los kilómetros hasta el 10 pasaron muy deprisa, la carrera había cogido ritmo y se notaba que, al discurrir a la orilla del mar, no había pendientes que ralentizasen la marcha de todos nosotros. Al llegar al 11 nos separamos de los maratonianos. A mi altura venían varios, de los preparados, de los que llevan su cinturón con hidratación, apenas una camiseta de tirantes con el frío que hacía y por delante 31 kilómetros más. No se puede decir que fueran exultantes cuando nos separamos.

El último kilómetro y medio se hace completamente cuesta arriba, lo que es más normal para una ciudad que está constituida por colinas. Con la llegada en el antiguo estadio de los romanos paraba el cronómetro en 1 hora y 19 minutos, lo cual no está nada mal para tratarse de una carrera media-larga con más de una cuesta en el circuito (Aunque la dificultad global yo diría que es más media-baja). Os dejo a continuación el recorrido y los pasos por kilómetro marcados.





Por delante y en breve: una media clásica que tengo muchas ganas de correr Behobia-San Sebastián, donde espero pasar un fin de semana tranquilo y disfrutando de una carrera que me han dicho que es de las más bonitas del calendario.



06 octubre 2011

Rentrée veraniega

La verdad es que no contaba con darle a la tecla hasta dentro de unas semanas. Durante esta época los calores no aconsejan actividad física y lo que pide el cuerpo es descansar, tomar el sol, leer (Este año estoy batiendo records de libros) y dedicarse a la piscina.

Sin embargo, y aunque no haya sido un verano especialmente activo, si que ha habido cosas para contar. Y dado que algunos de los que de vez en cuando os dejáis pasar por aquí os habéis inquietado por la falta de actividad, he decidido no esperar a ningún evento o competición para publicar esta entrada.

Lo primero que hay que decir es que esas preguntas que hacéis, los comentarios de pasada diciendo que vaya parrafadas que escribo o simplemente mencionar que habéis leído la última entrada; me hacen una ilusión tremenda. En cierta forma, ponerse a escribir estas líneas no es complicado, no lleva mucho tiempo, pero siempre te queda la duda de saber si se trata de un mero ejercicio personal que no tiene mayor trascendencia o si por el contrario hay alguien "al otro lado".

El caso es que antes de las vacaciones, pasé un gran rato en el triatlón Ducross series de Boadilla del Monte. No es que participase en la prueba, pero si decidí pasarme a ver a los compañeros del Tritón del Pardo darlo todo en la prueba. Aunque alguno tuvo mala suerte con la bicicleta (Pinchazos) la verdad es que todos los que participaron: Nica, Ana, Eulogio... hicieron muy buen papel. Se nota que durante este año ya tenemos experiencia en participar en estos eventos. Con las cañas de hidratación obligadas después la llegada pusimos punto final a la temporada deportiva antes de coger las vacaciones.

Uno de los tritones saliendo del agua


Durante el viaje a China hubo algo de tiempo para caminatas por las montañas del pre-Tibet. Durante dos días estuvimos haciendo el recorrido de la garganta del salto del tigre (Leaping tiger gorge) en las angostas laderas de las montañas que encajonan al Yang-tse en su paso por esta región.

Aunque el propósito de esta marcha era más bien disfrutar de los paisajes impresionantes (Os dejo un par de fotos que lo prueban), es cierto que se trata de un recorrido exigente, especialmente en el primer tramo conocido por las 28 curvas (Se trata de un camino que asciende sinuosamente para salvar una montaña). En este caso, había que sumar el calor sofocante de mediados de Julio, que hacía más agobiante la ascensión.



A la vuelta y reincorporado a la rutina madrileña durante el mes de Agosto he continuado con los entrenamientos, aunque procurando relajar algo su duración porque el calor hacía que fuera sencillo deshidratarse. Lo que sí he buscado ha sido empezar a acostumbrar el cuerpo a distancias largas con dos objetivos: acabar con la costumbre de los entrenamientos de 6-8 km y las carreras de 10 km, ya que este año hay que buscar distancias más largas; y luego acelerar el desgaste del cuerpo, para que consuma rápido todos las reservas que me sobran (Bonita forma de decir los michelines).

Os dejo algunas de las salidas largas que he realizado durante este mes de agosto y que han sido de lo más provechosas: He procurado variar los recorridos para descubrir distintas zonas y llegar todos los días un "poquito más allá".




A partir de ahora, volvemos a empezar con el ritmo habitual de entrenamientos. Esa rutina en la que hay que meterse para conseguir cosas, con sus series de carrera (Las odio), sus series en la piscina (Las odio aún más) y las salidas ciclistas para amenizar las mañanas de los fines de semana (Estas me van un poco más).

Como próximos objetivos tenemos la triatlón sprint del 1 de octubre en la Casa de Campo (Retorno al lugar del crimen) para poner punto final a la temporada de triatlones y los 15 km de Estambul el próximo 16 de Octubre, para inaugurar la sección corriendo por el mundo (Y distancias relevantes).

Os iré subiendo más comentarios a medida que vayan pasando pruebas. Tened cuidado ahí fuera.

05 julio 2011

Triathlon series by Polar en Madrid (Sprint y relevos)

Verde.

Es curioso que, ahora que ha pasado un tiempo desde esta mi primera triatlón, lo único que me viene a la cabeza es el verde fosforito de esas aguas “purificadas”. Trataré de aclarar un poco esos recuerdos. Antes disculpadme por la tardanza en escribir, tenía que haberlo hecho el mismo fin de semana pero lo he ido dejando por diversos motivos.
Los tritones representantes en el Triathlon Sprint
El primer recuerdo que tengo de la prueba es la bajada al pantalán del lago. En ese momento, mientras la gente se iba remojando la cabeza, daban los acostumbrados saltitos y se comentaba con los compañeros la prueba si se atrevían o no a tirarse de cabeza; yo no hacía más que mirar la primera boya. A más de 400 metros de distancia en recto, al otro lado completamente del lago, A bridge too far, que dirían los ingleses.
Preparados para bajar al pantalán
“Triatletas, están a las órdenes del juez de salida”. La megafonía no dejaba lugar a dudas, después de ver salir a varias oleadas por delante de nosotros (El sorteo quiso que saliera en la última justo antes de las chicas), sabía que esas palabras implicaban una salida inmediata, con todo el desmadre y los golpes que se producen en estas pruebas.
El pantalán en una de las salidas

Después de un inicio en el que los golpes al nadar eran frecuentes (Nada grave, al menos para mí), fui notando que se iba haciendo más hueco entre nosotros. Sin referencias por el color del agua, procuraba llevar un ritmo tranquilo, controlando mucho el batir de piernas para no subir rápido de pulsaciones y tratando de estirar brazadas lo máximo posible. En varias ocasiones pensé en las lanchas que teníamos a nuestro alrededor, con los socorristas dispuestos. Desee no tener que darles trabajo hoy.

A los 100m levanté cabeza para alinearme con la primera boya. En ese momento comprendí que el motivo por el que había dejado de recibir golpes no era por haberme quedado detrás del grupo. Simplemente estaba yéndome en una dirección equivocada. Tras maldecir lo ingenuo que había sido (Por novato) y el esfuerzo que estaba haciendo de más, decidí alternar la braza con el nado a crawl. De esta forma resultaba más fácil orientarse, y además conseguía regular mejor las pulsaciones.

Tras el giro de la primera boya y el catamarán del lago, se enfilaba un tramo más corto. Comparado con el anterior parecía que lo teníamos hecho. En ese tramo, empezaron a mezclarse los gorros azules con los blancos de las primeras chicas que venían nadando fuerte.

Al llegar a la segunda boya hubo pequeños momentos de tensión por girar lo más pegado posible a ella. Viendo cómo se las gastaban las chicas, preferí bordear por fuera, porque estaba claro que no iba a ser mi día de pelear por la posición.

Tras bordear la segunda boya, se hace de nuevo un tramo corto. Aquí ya el nado a crawl lo voy dejando cada vez más (Para vergüenza mía, la verdad) y paso a la braza que me permite esquivar mucho mejor a la gente. Voy sin referencias, pero intento que la gente que está a mi lado no me deje muy atrás. En alguna de las patadas le pego a alguien que venía por detrás. Es mejor que pase un rato a crawl :s

Rampa de salida. Quedan detrás los 750 metros de natación y veo justo delante de mí un mono de los tritones. Iván, que había salido en mi manga, estaba saliendo conmigo, con lo que por lo menos hasta ahí íbamos bien. Con cuidado por no resbalar, nos vamos a la zona de transición. Los amigos tiran fotos mientras ve la prueba. Hemos salido chicos, y estamos bien.

Al llegar a la transición empieza el lío. Esta vez había dejado todo perfectamente preparado: Casco preparado, gafas abiertas, calas sin atar. Descolgar la bici y a correr para salir de transición. Otro mono de tritón, Ana Ibáñez, la terminator de la sección femenina sale conmigo porque ya me ha recuperado los dos minutos de ventaja respecto a cuando salió ella. Pasamos por el control y marco un 18:32 en el T1.
Salida de la T1 detrás de Ana 

Comienzo la bicicleta pensando en los repechos que tenemos por delante en las tres vueltas al circuito. Además, por utilizar una bicicleta de montaña y no de carretera, soy consciente de que voy a perder un tiempo precioso en el tramo más largo de la carrera (y por tanto el más selectivo). El circuito tiene una primera subida corta y pronunciada para descender un par de kilómetros hasta llegar al pie del cerro garabitas, cuya subida es la más larga y exigente. Al coronar se tiene una vista estupenda de Madrid y se inicia un descenso rápido, con curvas en algunos casos peligrosas y grandes rectas que permiten rodar muy rápido.

En la primera vuelta soy consciente de que me van pasando en la subida a garabitas todos los que tienen bicicleta de carretera. Me levanto en la bici para tratar de defender posición. No me la he estado jugando en los primeros descensos para perder todo en esta subida. Al terminarla, y mientras voy cambiando platos y piñones lo antes posible para mantener el castigo a las piernas, miro al soberbio espectáculo de la catedral y el palacio real a lo lejos.

Aprieto dientes y empiezo el descenso a tope. Recupero posiciones respecto a ciclistas más prudentes. Se pasa como una exhalación por curvas, repechos y rotondas. Paso al lado del lago, donde más gente se congregaba y escucho a los tritones dando ánimos. Los que habían salido en el primer turno ya han terminado. Empiezo a envidiarles. Aunque no lo supe entonces, en esta primera vuelta conseguí mantener la distancia con Iván.
Pasando por la primera vuelta al circuito

La segunda vuelta se hace más larga, uno ya sabe lo que le espera por delante y se hace más reservón. La subida a garabitas se me estira. La bajada la hago rápido pero reservando. Se nota que ya moralmente no estoy tan fuerte.

De la tercera vuelta ya ni hablar,  en la subida a garabitas estuve comentando con unas chicas que les habían puesto una sanción por ir a rueda y que me estuvieron explicando cómo les habían sacado la tarjeta amarilla.
Paso por la tercera vuelta
A la llegada a la zona de transición veo muchas bicis. Demasiadas. Aunque hay algunas ausencias, se nota que somos los últimos de filipinas. El objetivo es acabar, me digo, y salgo de la zona de transición intentando tomarme un gel. Quedan atrás más de 22 kilómetros en bicicleta que hago en 1 hora y 4 minutos, muy por debajo del resto de los tritones que iban con bicicleta de carretera que estuvieron en 51 minutos.

Tengo mala suerte y, a los pocos metros, se me atraganta el gel en la garganta. Me quedo sin respiración y tengo que parar en el avituallamiento. Durante el resto de la prueba fui carraspeando y tosiendo por culpa del azúcar y hubo momentos en los que lo pasé realmente mal.

La carrera a pie son dos vueltas a un pequeño circuito, en el que todo el mundo se ha apelotonado. Cuando te incorporas al circuito ya no sabes quién te puede servir o no de referencia, con lo que lo mejor es irse guiando por sensaciones. Además, yo estoy muy acostumbrado a salir con pulsómetro e ir controlando en todo momento el esfuerzo; con lo que hoy estoy un poco perdido. Empiezo despacio por el tema del gel, pero procuro ir cogiendo ritmo a medida que pasan los metros.
Salida al circuito de carrera a pie. Aquí ya me iba atragantando con el gel
Termino la primera vuelta y se me hace durísimo pensar que me queda otra por delante, así que procuro pensar en otras cosas y dejar de lado los pensamientos negativos.  Veo en el público a todos los tritones que íbamos en esta prueba. Ellos ya han terminado pero a mí me queda rematar la faena.

El circuito se ha ido vaciando. Ahora quedamos los que hemos venido a pasarlo mal. Paso a varias chicas que van muy forzadas y eso me da algo de ánimo, aunque se que a ellas les quedan todavía las dos vueltas y que no me debería comparar con ellas.

Pasan los metros y enfilo entrada a meta. Se acabó. 28 minutos corriendo y un tiempo total de 1:55. Se ha sufrido pero acabé el primer triatlón como tritón (Podría llamarse el primer tritontlon). Hora de volver a casa, descansar y prepararse para la tarde. Si, aquí no acabó todo, todavía queda más:

Triatlón por equipos
Por la tarde se esperaba la verdadera fiesta del triatlón de todos los tritones. En modalidad de relevos la gente pierde más el respeto a las distancias y se animó a participar, con lo que tuvimos 7 equipos de los 50 que participaban en la prueba.

Yo formé equipo con Iván y Eulogio, que me permitieron hacer el segmento de carrera a pie. La verdad es que fue de lo mejor, porque bici visto el desastre de la mañana no era plan de usarla y no me apetecía volver a probar las aguas de la Casa de Campo.
El equipo 1003 de los tritones

Echando una siestecita. Yo estiro al fondo para que no parezcamos un grupo de piltrafas
Momentos de repasar el material después del trote de la mañana...

La carrera transcurrió por el mismo circuito de por la mañana, pero con bastante menos animación. Volví a ir sin pulsómetro para intentar guiarme por sensaciones, pero la verdad es que por lo menos me hubiera entretenido mirándolo. Además, los equipos tritones no llegamos juntos con posibilidades de competir entre nosotros, sino que estábamos bastante distanciados y esto nos quitó presión a los corredores.



Matando el tiempo mientras se espera el relevo


Al final entrada en meta de los tres integrantes del equipo con una marca de 24:48 en la carrera, lo cual para el cansancio que llevaba y el aburrimiento de correr más o menos sólo, no estuvo nada mal.
Llegada del equipo a meta, todos juntos!
Los tritones después del día
En resumen: Fue la fiesta del triatlón, no hay duda. Yo me lo pasé genial y me gustó la experiencia, que era en lo que realmente consistía. El objetivo era terminar y comprobar la evolución en este año. Como digo últimamente, hace un año, cuando salía a correr me tenían que esperar y, en alguna ocasión volver a buscar, así que no se pueden negar los resultados. Así que repetiré, sin duda. Eso sí, la próxima vez ya no podré usar la excusa de la bicicleta J

18 junio 2011

II Carrera Telefónica proniño

He estado pensando bastante en escribir esta entrada o bien dejarlo hasta la próxima semana para comentar algo con más enjundia. El caso es que cada vez me cuesta más escribir sobre carreras, entrenamientos, tiempos, rendimientos. No es un problema de falta de tiempo o de falta de material a  la hora de darle a la tecla; por suerte, aquellos que me habéis hecho algún comentario sobre el blog ha sido positivo y en caso de que sea falso, habéis mentido lo suficientemente bien pasándome la mano por el lomo.


El caso es que desde hace unas semanas estoy planteándome escribir sobre otras cosas. Creo que la situación es lo suficientemente complicada como para estar frivolizando con carreritas y entrenamientos. Son tiempos complicados y convulsos, sin duda nos esperan tiempos apasionantes durante los próximos años.


Habrá otros momentos para expresar mi "indignación" y mis pensamientos sobre la que tienen esos otros que tanto se precian de pasar a la acción...


Pero vayamos con el domingo pasado, esa carrera Proniño que ya corriese en Octubre y que, como me pilla en el barrio, pienso que es mi obligación correr para que se puedan generalizar las pruebas en la zona de los PAUs y para que se afiancen las primeras que se han atrevido a variar los monótonos recorridos por dentro de Madrid (Castellana arriba-Castellana Abajo).


El caso es que amaneció el domingo con sol de justicia. Se acabó lo de esperar el verano hasta el 40 de mayo... Estaba aquí y ese día iba ya a mostrar lo duro que iba a pegar.


Tras el desayuno con las dudas de siempre (Ultimamente me paso en lugar de quedarme corto), me empiezo a preparar: Camiseta sin mangas, desde luego cuando arranque la carrera a las 09:00 quizá no haga mucho calor, pero seguro que se va poniendo interesante después. Pantalones cortos, calcetines técnicos para intentar dejar de pagarle a compeed por mis andanzas de 10 km, crema solar para evitar moreno agroman (Ya da un poco igual porque lo tengo). Llegamos al tema de las zapatillas: Dudas


El caso es que desde hace dos meses he estado probando nuevas zapatillas, ya os he hablado de ellas, y desde entonces tengo frecuentes molestias en los soleos. También es cierto que es la época de las tiradas largas, de las medias maratones, de llevar los entrenamientos más allá... pero no se si tiene relación con estas distancias o con la pisada que tengo. Decido sacar las viejas Asics de su descanso, no va a ser día para marcas, pero prefiero intentar no cargar más las piernas.


Mientras salgo de casa y me acerco andando a esa urna de cristal que veo todas las mañanas desde mi balcón, voy pensando en la carrera. Fundamental: Esto es sólo un rodaje, un divertimento de fin de semana, un entrenamiento en compañía de miles de flipados que han decidido levantarse pronto el domingo para apoyar una causa noble y dejarse el sudor en las esquinas de este PAU deshumanizado. Por cierto, mientras recorro esos cientos de metros hasta la ciudad de Telefónica, vuelvo a comprobar lo que hace 8 meses ya constaté: Las tablas es una ciudad fantasma a esas horas; ni gente en la calle, ni gente en el metro ligero, ni gente tomando el desayuno en las terrazas, persianas bajadas. Aquí los domingos son para dormir. Para calmar las conciencias, aclarar los sueños del fin de semana, pasar por la lavadora los excesos de la noche anterior y esperar a que se sequen retozando en la cama.


En el ipod suenan canciones tranquilas, gortoz a ran (Black Hawk down BSO) que me dan la sensación de estar en mitad de un escenario de guerra como los que recreó Ridley Scott en la película. Uno piensa en lo que va a hacer durante un rato, pero cuando muchos me preguntáis qué sientes en esos minutos previos, os diré que te sientes solo. Yo el domingo quería estar solo, necesitaba correr solo. Solo en mitad de miles de personas. Tenía muchas cosas que pensar. No quería hablar con nadie ni encontrarme con nadie.


Dos minutos antes de la salida decido ponerme en de los últimos puestos. Quiero que la carrera la corra sin presión por los que me adelantan. Ir progresando, disfrutando de la carrera, pero sin oportunidad de sacar el orgullo y venirme arriba.


Cuando me quiero dar cuenta llevamos ya el primer kilómetro y estamos enfilando la subida por la calle Palas de Rey, la carrera se me pasa mucho más rápido que hace 8 meses. Paso por delante de mi casa y ya llevamos más de 3 km, la carrera se estira aunque no llega a impresionar como otras (San Silvestre, media maratón). Vamos haciendo los giros por este PAU rectilíneo, de calles trazadas a escuadra y cartabón. Es curioso pero durante un tiempo odié las carreras que acababan en el Retiro por su dureza. Creo que esta la voy a empezar a odiar por la falta de público animando: Son las 09:30 y apenas unos valientes se atreven a a aplaudir a nuestro paso. Creo que llevo vistos más jueces de la RAEA que espectadores.


Al pasar el kilómetro 5 han dispuesto el avituallamiento. Parece más bien parada y fonda. Aquí se les han fundido las pilas a los que llevaba por delante.Suenan en mis cascos más BSO de películas, curiosamente tengo Now we are free, también otro tema muy relajado que hace muy cinematográfica la escena de pasar a todos los que se van quedando tirados.


Castiello de Jaca. No dudo que el pueblo será precioso, pero la calle es una larga recta con una pendiente cuesta arriba de las que engaña y que parece que va a ser poca cosa. Aquí se me van cayendo más predecesores, me tengo que salir del carril central para que no me ralenticen los que se van quedando parados. Llego al kilómetro 7 y me descubro pensando en lo poco que me queda (Quién me iba a decir esto hace unos meses) y lo que estorban los que tienen que bajar el ritmo (Esto todavía me lo pueden decir a mí, la soberbia es algo que nunca hay que tener en esto).


Cuesta abajo para llegar al kilómetro 8 y medio. Me queda una subida y veremos a ver cómo terminamos. Me permito una mirada al pulsómetro: Pulsaciones normales y tiempo que no está mal. Parece que no está mal esto de correr sin presión.


Enfilo recta de meta, el speaker no hace más que animar y soltar gritos pensando que eso va a ayudar a los que desde hace 3 kilómetros van pensando en quedarse parados. Eso lo puede hacer con las máquinas que llegan en menos de 40 minutos. A mí me dan ganas de sacarle un rato a correr al sol a ver si después tiene tantas ganas de hablar.


No se pare aquí, continúe. Siempre la misma cantinela. Que ya se que tengo que pasar pero es que chaval, hace un calor que lo flipas. Mirada al pulsómetro. Tiempo final 52:38. Vamos, lo de siempre. Vamos asfixiados y hacemos 52, vamos relajados y hacemos 52. La meta de bajar de 50 se me va a continuar resistiendo.


El próximo sábado me toca la Triathlon Series. Estoy bastante nervioso. Es mi primera triathlon. Es una distancia respetable (Sprint) y además va a ser un día en el que vamos a ir todos los miembros del Tritón. Ya os contaré como va todo en el nuevo reto. Desde luego, si me engancha; tenemos triatleta para rato.



31 mayo 2011

Velando armas para la Triathlón Series by Polar

Aunque el calendario ya marca que Mayo ha pasado y que estamos cerca del verano, lo cierto es que la meteorología se ha propuesto demostrar aquello de que hasta el 40 de mayo, vamos a tener que estar pendientes de los cielos. La verdad es que estas tormentas espectaculares que están cayendo estos días no dejan de ser un fastidio para todos aquellos que les coge desprevenidos, o que van en moto, o que esperaban ahorrarse los rayos uva para coger el primer golpe de moreno en la piel… Pero cuando te pillan tranquilamente en la terraza de casa, mientras te dedicas a leer, la verdad es que tienen un efecto de lo más relajante: Discos de relajación que ponen en los SPA, en vivo y en directo. Nunca un equipo Dolby 5.0 sonará igual de real.


Desde Zaragoza he descargado el planning de competiciones. No es que esté vagueando ni que no tenga ganas de competir: Simple y llanamente tengo muchas cosas que hacer y no todo es ponerse a correr detrás de un dorsal. El caso es que durante estos fines de semana me ha dado tiempo a viajar, hacer una salida ciclista desde Guadarrama hasta Segovia, asistir al Gran Premio de España en Montmeló… un no parar.


Plantear estas actividades está muy bien porque, aunque no supongan un ejercicio o una actividad física (Si, lo de Guadarrama-Segovia se puede calificar de eso, estoy hablando en general como los tertulianos matutinos), si que distraen la mente, hacen sentirte bien y quizá eso sea más importante entrenarlo que a las piernas.


No es que me esté justificando por hacer eso, pero creo que es importante que, de igual manera que el cuerpo lo pones en forma y lo preparas durante el invierno para afrontar las competiciones de verano, la cabeza hay que tenerla preparada y darla el descanso que necesita.


Todo esto viene porque ya tengo en vista el próximo reto, y además será mi primera triatlón en la que participaré. La verdad es que es curioso cómo van cayendo marcas este año: Primer duatlon cross, primer duatlón cross campeonato regional, primera carrera de montaña, primer 10.000 mts por debajo de 52 minutos, primera media maratón por debajo de 2 horas… suma y sigue. Como decía, la primera triatlón la tengo en un par de semanas, tanto en la versión individual como en la de relevos, ambas en la modalidad sprint; y ya me he buscado a alguien, más o menos de mi nivel y, más o menos, con mi experiencia que ha participado el fin de semana pasado en su primera triatlón y he estado preguntándole para saber qué esperar.


Es muy curioso, porque en ningún momento me habló sobre la dureza de la prueba, problemas mecánicos con la bici, el nadar en las aguas del lago de la casa de campo (Que dará para escribir un libro)…. No, sólo me hablaba de cómo la cabeza no le iba. Él, que es un triatleta ya y que lo era en potencia, que había pasado por medias maratones, diezmiles, duatlones… que tiene una forma física decente, en definitiva, me comentó que el único problema que tuvo fue… de cabeza.


“Interesante” – le dije – “Cuéntame más”


Según él, la prueba empezó de manera muy tranquila (En estas competiciones las salidas se dan por equipos y no sale todo el mundo a la vez). En natación es un tío duro de pelar, sobre todo porque aunque quizá le falla la técnica, lo suple con un braceo muy potente que le hace medirse con los grandes: Iba bien arropado por el resto del equipo (En la prueba tiene que ir todo el equipo junto, ya que cuenta el tiempo del cuarto participante en llegar a meta).


La salida del agua y T1 se le pasó muy rápido y a partir de entonces comienzan el recorrido de 20 km de bicicleta. Este tramo, gracias a que la bicicleta permite recuperar ya que las pulsaciones bajan bastante, lo comenzó bastante bien. Además, al ir en grupo e ir dándose relevos, uno entra con ganas en la formación y los kilómetros van pasando sin problemas. El equipo de Tritón del Pardo iba mejorando posiciones. Nada podía irles mejor.


El problema llegó una vez comenzó el tramo corriendo. “A partir de ahí” - me comentaba – “ya nada parece ir, tienes fuerzas todavía en el cuerpo, pero es como si no tuvieras ganas: No pensaba más que en los 5 km que tenía por delante”. Esto si que es interesante: Un atleta que en una salida de entrenamiento cualquiera dobla esa distancia, que admite que no le fallaban las piernas ni estaba sin aire, y al cual no le faltaban ánimos de los compañeros. Lo único que le tiraba atrás era darle vueltas a la cabeza.


Yo este punto es lo que más me da que pensar últimamente. Durante todo el recorrido tienes tiempo de pensar mucho, de darle vueltas a lo que has hecho, lo que tienes que hacer y, lo que es peor, a darle vueltas a por qué lo has hecho y por qué lo estás haciendo. Por eso considero que es bueno ir descansado mentalmente, no someterse a una tensión continua, tener espacios para la distracción, para el ocio; y también reposar todo el entrenamiento que has hecho, ser consciente de que el último mes se han doblado entrenamiento, de las competiciones en las que no podías más y has seguido adelante, convencerse de que el primero es un campeón pero el último es un héroe… todos estos pensamientos son los que hay que llevar listos para acudir a ellos a la mínima de cambio.


Por cierto, por mucho que sufriera, el equipo de Tritón del Pardo acabó en una plaza más que destacada, con lo que se confirma que este invierno el equipo ha entrenado mucho y bien. Esperemos que la temporada de triatlones que ahora comienza se de bien y que se consigan los objetivos que nos hemos fijado.

10 mayo 2011

Media maratón de Zaragoza

El sábado, mientras el AVE iba recorriendo los últimos kilómetros hasta la estación de Zaragoza, el cielo descargaba una lluvia fuerte y constante que no hacía presagiar nada bueno al día siguiente. Tras llegar a la casa de Joaquín, que me la prestó como base de operaciones, me acerqué hasta la sede central de la CAI donde repartían los dorsales y chips.

Al llegar allí, ya empecé a notar las diferencias entre las carreras populares de Madrid y las de fuera: No había grandes colas ni grandes aglomeraciones. Un grupo de voluntarios te explicaban perfectamente la forma de comprobar tu dorsal, dirigirte a la mesa de los chips... El único problema fue que por aquello de llegar de los últimos, me tuve que conformar con una talla M de camiseta (holgada eso sí, más L que M) que me iba a permitir marcar más de lo que hubiera querido al día siguiente mis vergüenzas. Otra diferencia con las carreras madrileñas es que la camiseta era técnica y de calidad (K-Swiss) y además con un diseño bastante aceptable.

Ya a media tarde dejó de llover, así que aproveché para dar un paseo por Zaragoza y conocerlo algo mejor. De esta forma también solté piernas para el día siguiente. Una cena temprana a base de pasta fresca y una sesión de cine, Thor (para comentar en otro momento), ocuparon el resto de la tarde.

Mala noche por aquello de extrañar la cama y por la claridad que entraba por una puerta que dejé abierta. En realidad, lo que tenía eran los típicos nervios de la noche anterior: me había ido a la cama convencido de que me iba a quedar dormido y me perdería la salida , con lo que 2 horas antes de lo previsto estaba ya sin poder pegar ojo y viendo esos magníficos programas en los que te tratan de vender una almohadilla que te soluciona todos los problemas de la pintura del coche.

A pesar de que había amanecido el día con niebla, a medida que el sol calentaba, iba deshaciéndola poco a poco. Había llevado mallas piratas y las medias de compresión, y antes de empezar a vestirme tenía claro que no era el vestuario más adecuado para ese día. Tenía pinta de que iba a hacer calor, y bastante.

Con 20 minutos de adelanto, y tras pasar por el polideportivo para dejar el cortavientos con un par de euros (Por aquello del volver en autobus y no hacer más kilómetros de los necesarios), una visita al servicio para evitar problemas en la carrera y un par de carreritas para estirar y ver el ambiente que había, decidí irme poniendo en la referencia de las dos horas. Mientras iba para allí, pensando que iba a estar solo, me encontré de casualidad un tritón (Antonio) que estaba lesionado y que había ido a animar y a acompañar a unos amigos. Esto obviamente, es otra de las diferencias con correr en Madrid, porque ni quedando a propósito en un sitio te encuentras (Esos corredores en el paseo del Retiro con cara de cachorro extraviado buscando entre la multitud...).

Ya en la salida se notaban más diferencias. 2300 inscritos frente a pruebas como Madrid en la que no se baja de los 20.000. Esto hace que en toda la prueba no haya problemas para ir con el ritmo que uno desee porque se puede adelantar perfectamente, no hay ni aglomeraciones en los avituallamientos.

El recorrido son dos vueltas a un circuito que es bastante llano (El GPS no ha funcionado, así que pongo una foto oficial), y está dividido en dos partes principales: Una que discurre por el casco viejo de Zaragoza, la Avenida Constitución y la plaza de la Seo, en la que hay bastante público en general y luego otra en el otro margen del río, Pº de la Ribera, y la Av Cesareo Alierta en las que no se deja ver el público (Cosa del sol) y que se hace bastante aburridilla.

Recorrido2010.gif


Como os decía antes, me coloqué cerca del globo de 2:00, intentando que esta me sirviera de referencia para conseguir el objetivo que se me había escapado en Madrid. Los primeros kilómetros, como siempre suele pasar, la gente va bastante confiada, se habla, se charla. Hay conversaciones que te hacen sonreir, como la del maño (lo digo por el acento que tenía) que intentaba pegar hebra con una inglesa comentándola how beautiful Zaragoza is... con un acento terrible y encima con graves dificultades para mantener el ritmo a su lado, sin duda porque la inglesa estaba mejor preparada, no porque quisiera huir de él,... o sí?

La vuelta al Pº de la Independencia nos quita el letargo que había en el grupo después de los primeros 5 km. Vuelve a sonar la música, los laterales se van llenando de cada vez más gente y las calles se hacen más bonitas a medida que nos vamos acercando al río.

Tras pasar la Seo, entramos en un tramo largo al lado del río (Av. Alcalde Caballero) que en esta primera vuelta se hace soportable por la brisa del río. Otra cosa es la orilla de enfrente, en la que el sol ya se deja sentir y me empiezo a dar cuenta que va a haber que coger una botella en el avituallamiento siguiente. No es cosa de acabar deshidratado.

El cruce por el puente del Pilar nos ofrece una postal muy hermosa del casco antiguo de Zaragoza, con la Catedral y las iglesias principales en el horizonte. Casi sin darnos cuenta, ya llevamos 10 kilómetros en las piernas. Casi sin darme cuenta he cazado al globo del 1:55. Miro atrás y no veo el globo de las 2 horas (Luego me di cuenta de que el corredor lo había perdido :( . Me vengo arriba y aprovecho el tramo de bajada por Constitución para marcar una zancada larga y segura.


La siguiente bajada al río va marcando ya las diferencias. Se empieza a quedar gente por el camino. Me acerco a animar a un chaval bastante joven para que no se pare, consigo que se ponga en marcha y además se me empieza a escapar :S Menos mal que compito contra mí mismo, que si no, vaya papelón!


Discurrir al lado del río ya no es tan agradable como en la vuelta anterior. Ahora si que pega Lorenzo. Voy un rato al lado de un par de militares (O al menos con camisetas militares) con acento andaluz que se van quejando del calor. Bueno, pues si ellos se quejaban, yo tenía más motivos con todo lo que llevaba encima y además las rozaduras de los piratas que eran nuevos (Error tonto de novato, pero llevo mi penitencia todavía hoy). Al cruzar el río y hacer la otra orilla vuelven los mismos problemas que en Madrid: dolores de piernas en el kilómetro 16.


Esto me pega un golpe en el coco bastante fuerte, durante los últimos kilómetros se me había alejado el globo del 1:55 pero lo mantenía a la vista. A partir de aquí empiezo a verlo cada vez más lejos. Parece una tontería, pero el hecho de pensar que en Madrid, con todas las cuestas que hay, iba en las mismas condiciones que hoy, me desanimó completamente.


A pesar de tener las molestias en las piernas, seguí corriendo sin detenerme, por aquello de que ese también sería un objetivo alcanzado.Al girar en el puente del Pilar busqué el globo de 2:00. Ni rastro de él. Estoy convencido de que no me ha pasado, pero tampoco debería estar muy lejos.


Después de un tramo dándole vueltas al tema decido que estoy haciendo el tonto, tengo el cronómetro y se en todo momento mi ritmo, tengo que centrarme y seguir buscando mi objetivo inicial, bajar de dos horas.


Tras el último avituallamiento se tiene que subir hasta el Pº de la Independencia donde está la meta. A medida que voy pasando metros va saliendo más gente a animar, te animan por tu nombre (Lo llevas en el dorsal, lo cual nunca lo había visto y me parece muy buena idea) con lo que me obligan a sacar los últimos chispazos de las piernas. Al entrar en el Pº de la Independencia noto que se me acerca otro corredor, aprovecho para acelerarle el paso: quizá me ganes, pero no me voy a rendir tan fácil, que todavía estoy en tiempo.


Tras unos metros acelerando, el corredor se me vuelve a poner en paralelo, está claro que quiere jugar el sprint. Sea, nos ponemos a correr braceando para ganar inercia (No he visto el video pero tenemos que estar para reírse). Últimos metros, las piernas siguen sufriendo, al final marcamos el mismo tiempo. Nos felicitamos a la llegada y busco el cronómetro.


Tiempo bruto 2:00:20. Tiempo neto desde la salida 1:59:09. Tenemos un límite que ha caído. Vayamos a por el siguiente.

06 mayo 2011

Fin de semana Ciclista: Carril bici Este + Dehesa Boyal

Está costando coger el ritmo a los entrenamientos de nuevo. La verdad es que estoy bastante disperso: se me multiplican los visitas o los compromisos personales, en el trabajo hay que apretar un poco y echar más horas y además el tiempo en Madrid no está acompañando.

De todas formas, habrá que esperar todavía al mes de Junio para poder incrementar la duración de entrenamientos. El objetivo de este año es doblar entrenamientos una vez que la jornada laboral lo permita y tratar de dar otro paso adelante para mantenerlo a partir de Septiembre.

De todas formas, y aunque el tiempo no está acompañando lo suficiente, el pasado fin de semana, puente en Madrid, tuve tiempo de empezar a afinar la bicicleta. Estuve haciendo dos recorridos de más de 45 km cada uno, una sección del anillo ciclista y una salida más de MTB por la Dehesa Boyal en San Sebastián de los Reyes.

Anillo ciclista:
Este verano me he propuesto utilizar más el anillo ciclista para realizar salidas que me permitan trabajar con velocidad. Mi propósito es intentar comprobar si este tipo de entrenamiento me gusta porque es distinto de realizar salidas con la MTB, en las cuales el paisaje y la naturaleza hacen la salida más entretenida que el hecho de intentar rodar por carreteras lo más rápido posible.

La bicicleta de carretera implica circular por vías compartidas con los coches, prestar más atención a la cadencia de pedaleo y mejorar la postura que se lleva en ella. También es necesario que los rodajes sean largos, por aquello de que  el ejercicio que se lleva a cabo deja de depender de los suelos por los que se transita (Un suelo embarrado puede convertir una salida de 1 hora en MTB en una pesadilla).


El caso es que salí el sábado desde el kilómetro cero del anillo y me dirigí hacia el este. Este recorrido lo hago muchas veces para mis tiradas largas corriendo, pero nunca consigo llegar hasta el enlace con el ramal que va al parque del capricho, que tengo ganas de conocer. El caso es que el circuito se hace más que agradable hasta llegar a la zona del estadio olímpico, donde las obras han obligado a desviar su trazado, lo que implica que directamente las bicicletas tengan que circular por la calle. Además en este punto hay bastantes carencias en la señalización, algo que me hizo dudar más de una vez y no saber por donde seguir.


Una vez que se pasa esta zona de obras, el carril discurre paralelo a la M-40, en lo que es un tramo genial para rodar fuerte porque hay menos problemas con los cruces y se puede dar continuidad al ritmo. Además, el anillo recorre muchas de las calles por donde pasa la carrera de Canillejas, con lo que más o menos conseguía saber donde estaba. Sin embargo, tras cruzar la autovía de Valencia, me perdí.


La verdad es que estaba convencido de que tenía que girar hacia la derecha y, aunque no lo recuerdo, los últimos postes informativos estaban completamente borrados, por lo que no me paré a mirar el que estaba justo ahí (Lo del mantenimiento del anillo es algo que podían plantearse en serio, porque está lleno de parches por todos los lados). El caso es que después de continuar 15 minutos por Puente de Vallecas (donde tienen un amago de carril bici, que ayudó a despistarme), decidí cambiar el objetivo para entrar en Madrid por la zona de la Estrella.






La vuelta la hice por la zona del Cementerio de la Almudena (Prolongación de O'donnell) donde se rueda de manera cómoda y que además me ha servido para conocerlo y poder usarlo en el futuro. En total 45 km rodados bastante rápido.


Dehesa Boyal


El lunes 2 de mayo, mientras se celebraba el día de la Comunidad de Madrid, hicimos una salida ciclista a la Dehesa Boyal desde Las Tablas. La verdad es que aunque el día empezó nublado y amenazando lluvia (Algo que se repite en todos estos últimos fines de semana) fue una jornada de lo más agradable. Alguno hasta tiene la primera quemadura del verano...


Para llegar a la Dehesa Boyal, que está en San Sebastián de los Reyes, se coge el carril bici de la carretera de Colmenar, llegando hasta Tres Cantos para seguir en paralelo la valla del Soto de Viñuelas. Aunque el recorrido es agradable, se hace exigente en algunas cuestas, más cuando la noche anterior había llovido y el suelo estaba bastante pastoso.


Una vez que llegamos a la Dehesa Boyal, dimos una vuelta al recorrido de 6 km de la próxima Duatlon de San Sebastián (15 de mayo). Justo hace un año esta fue la primera salida con la bici de montaña en la que participé (Inicié el circuito desde allí, no estaba entonces en condiciones de hacer todo el recorrido.


La vuelta se iba haciendo pesada, sobre todo en la parte de MTB, la falta de costumbre hace que me duela la espalda por la postura y los "pedaleos de riñón", eso sí, una vez en el carril bici, el descenso hace que todo sea de lo más simple.


Otros 45 km al coleto en un fin de semana que espero marque el comienzo de la  temporada ciclista.


Nada más, que luego alguno dice que me salen los post largos, el próximo os contaré que tal me va después de la media maratón de Zaragoza que corro este fin de semana y que espero que me vaya bien. Nos seguimos leyendo.